La actividad altruista que se ha registrado durante largo tiempo en nuestro país por parte del sector privado, sobre todo en lo que se refiere a la cultura, ha sido muy limitada y hasta podríamos decir que escasa, con honrosas excepciones.
Por eso es tan importante pugnar por que se establezca un mayor compromiso hacia la promoción y difusión cultural, pues aunque existen algunos importantes casos aislados, es urgente que se convierta en una constante.
Viene a mi mente lo que hacen otros países para incrementar el apoyo a la cultura en sus muy diversas manifestaciones. Basta pensar en la disposición que obliga a que en el diseño de nuevos edificios se destiene un determinado porcentaje del área total para promover el arte. De esta manera se canaliza, significativos recursos a la difusión artística, lo que además constituye una fórmula eficiente porque repesenta beneficios fiscales.
Por otra parte, pienso que todas las empresas deberían ser socialmente responsables y abocarse junto con el gobierno en sus diversas instancias a crear más y mejor infraestructura cultural. No sólo eso, sino también a darle un buen mantenimiento, ya que en este país nos caracterizamos por ser buenos contructores para después olvidarnos de conservar en correcto estado las edificaciones, por lo quedan ahi "a la buena de Dios" muchas obras abandonadas como elefantes blancos. Sería importante, entonces, garantizar que perduren y al mismo tiempo asegurar la existencia de programas culturales, lo cual incluye a la educación y a la ciencia.
Otra prioridad que me parece fundamental entender es contribuir a fomentar el hábito de la lectura en un país como el nuestro, donde se lee muy poco.
De igual trascendencia sería el rescate de nuestro patrimonio cultural, como ha ocurrido meritorialmente con algunos empresarios en ciertas entidades de la República, como Oaxaca o Nuevo León. Hoy más que nunca ese compromiso debe multiplicarse, especialmente en la difícil época por la que atravesamos, pues el gobierno no cuenta con recursos suficientes, a más de que es justo que la iniciativa privada retribuya a la sociedad parte de los beneficios que ha obtenido de ella.
A la vez sostengo que una empresa socialmente responsable es aquella que también sigue invirtiendo en México y trata a toda costa de mantener las fuentes de empleo, aunque sabemos que en el momento actual resulta difícil, pero aún es posible. Deseamos que, pese a todo, no se deje de respaldar a la cultura como una forma de afianzar nuestra identidad, cohesión social y confianza nacional, sobe todo en coyunturas como la actual. Esperemos, asimismo, que estas ayudas incidan en la democratizacíon de los bienes y servicios culturales a favor el enriquecimiento humano y social de todos.
Es fundamental que las empresas apoyen igualmente a la ecología. Hace falta que se instalen más equipos anticontaminantes, ahorradores de energía eléctrica y dispositivos que distribuyan el consumo de agua.
Se requiere, a la vez, la promoción de campañas para hacer conciencia sobre estos problemas que deben enfrentarse hoy, pues mañana puede ser tarde. Es importante financiar proyectos destinados a crear reservas ecológicas que preservan la flora y la fauna de la región, donde operan estas industrias, pues en muchos casos el medio ambiente queda devastado.
Así es que hay muchos retos por enfrentar y compromisos por cumplir y no me canso, como mexicana y artista que ama a su país, de hacer un llamado a todas las empresas y de modo extensivo a la sociedad para que nos unamos a favor de estas causas.
Martha ChapaCorreo enlachapa@prodigy.net.mx
Artículo tomado de la revista Siglo Nuevo.
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